Le dije: Monta que te llevo al sol.
Me dijo: Que tontería, ¡arderás!
Le dije que no pensaba ir de día y se reía. Ya verás, le decía, si te fías de este guía. Dicen que cuando llegas hay un flash, y me creía. Me daba alas, parábamos a dar caladas en coordenadas desordenadas. Sentados en el Meridiano de Greenwich dejábamos colgar las piernas sabiendo que la búsqueda era eterna y que hay muchas paradas a lo largo del camino y que, lo importante, no es llegar sino... el camino en si. Miramos atrás y supimos que nadie volvería a vernos más.
Buuuuuuuuuuuuuaf! ME ENCANTA TU BLOG!
ResponderEliminarte sigo:)
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